Hoy está dando un poco de tregua la lluvia en Sevilla. Hacía tiempo que no llovía así. Ni en Sevilla ni en toda la Península Ibérica.

Bueno, pues ya tenemos agua hasta la próxima sequía.

Los embalses están llenos y ahora nadie se preocupa de arreglar el tema del agua hasta la próxima sequía; entonces se volverá a hablar de la necesidad de hacer nuevos embalses, de desaladoras, de tomar agua de otros lugares porque, ya que algunos se cargan por sobreexplotación sus recursos hídricos y quieren seguir sobreexplotando una agricultura a todas luces mal organizada y contraproductiva y campos de golf para traer no sé qué clase de turismo, pues se les roba el agua al vecino en nombre de la solidaridad y, ya de paso, destrozamos (solidariamente, eso sí) sus acuíferos también.

Bueno, pues a partir de ahora, ya toca ir desperdiciando el agua porque, sí, uno de los problemas es que el agua se nos va, se nos pierde. Está bien que no podamos almacenar la energía eléctrica y haya que ir consumiéndola conforme se va generando (y se va generando, según la demanda... abusiva desde mi punto de vista, pero ése es otro tema), pero el agua sí se puede almacenar. Y es que es una pena la cantidad de agua que se malgasta, la que se ensucia,... y, esto es lo que quiero que se tome en cuenta aquí, se pierde, se deja ir: fundamentalmente por filtraciones y por evaporación (ojo, que si no se evapora agua, no se genera lluvia, pero del mar, grandes lagos... ¡no de un embalse ni de las canalizaciones!).

Pues eso, ahora tenemos agua: ¿por qué no tenemos un buen sistema para almacenarla y transportarla? En Andalucía, por ejemplo, agunos canales son más anchos que hondos, para que nos entendamos, totalmente abiertos, como si siempre estuviese nublado y listo para recolectar agua... ¡desastroso! Y, como esta barbaridad, muchas más (en todo es estado español, que las he visto).

A ver si ideamos un buen sistema para almacenar y transportar el agua (que es un regalo caído del cielo) sin tener que tomarla de donde no se debe (que algunos antiguos humedales ya no se recuperarán nunca, ni con estas lluvias).

No es difícil ni tan costoso pero, claro, no tan espectacular como inaugurar un pantano.

En fin, ahora que llueve mucho, no hagamos olitas que tenemos el agua al cuello (literal y figuradamente).

Me voy a tomar unas cervecitas que hace un precioso y soleado día de invierno en Sevilla (pensaré, cariñosamente, en mis alumnos que están de exámenes).

Procuraré no meterme por los charcos.

A vuestra salud.