Con este artículo inauguro una serie dedicada a la "deseada" placa con la L. La mayoría no serán muy físicos; estuve considerando hacer otro blog en otro sitio... pero la verdad es que me da pereza De todas formas, uno no se libra de la deformación profesional, así que más de un artículo con reminiscencias físicas caerá.

En España, la edad mínima para sacarse el carnet de conducir es los 18 años. Para hacerlo, uno tiene que superar un examen tipo test sobre las normas de circulación y seguridad vial. Después, tienes que hacer el examen práctico, circulando por las calles abiertas.

Muchos de los chicos y chicas empiezan a sacárselo recién cumplidos los 18 (incluso muchos se apuntan a la autoescuela a los 17). Es habitual ver en segundo de bachiller y los primeros años de universidad a gente con el libro de la autoescuela, haciendo tests. Y, de hecho, muchos ponen más empeño en eso que en los propios estudios. Y es que esa es la primera de la larga lista de "vaciladas" de mucha gente respecto el mundo del coche. Es típico ver a post-adolescentes esforzándose como nunca en estudiar, bajo la promesa de independencia, de "molar más a las tías", de farras aún más increíbles... Claro que pocas ganas de "farra" les suelen quedar cuando vuelven del trabajo temporal que han tenido que coger para poder pagar la gasolina, pero esa es otra historia.

Mi caso personal fue muy diferente a la mayoría. Estar en la cúspide social nunca ha sido mi objetivo, y viviendo en una ciudad donde podía llegar a cualquier sitio en media hora caminando, no sentía mi libertad resentida, ni mucho menos. Para ir a la universidad, el transporte privado no era una alternativa seria; con los atascos, la gasolina, y todo el dineral que cuesta sacarse el carnet y el coche en si (cosa que mi familia no podía permitirse...), no salía a cuenta. Y sigue sin salir a cuenta ahora, en realidad. Durante todo esto, y pese a diversas crisis con los trenes catalanes, el transporte púlico me ha servido para casi todo. La pregunta es, pues, ¿por qué ahora? Por varios motivos:

En los últimos tiempos he tenido que ir a recoger varias veces a mi madre al trabajo a las diez de la noche, para que no tuviera que volver sola. Naturalmente, la única alternativa es bajar hasta la estación de tren caminando, para coger el último tren y llegar a casa poco antes de media noche.

Otra razón es la proximidad del final del doctorado. Cada vez tengo menos ganas de seguir la senda de la investigación básica en universidades, por lo que (al contrario de lo que habría dicho años atrás), lo más probable es que acabe entrando al mercado laboral. Y hay muchos puestos en que tener carnet de coche es un punto a favor; sobre todo por que en mi localidad no abundan las empresas de las características que buscaría; poder llegar al trabajo siempre está bien, si no quieres que te echen.

Y la última razón es de las típicas; cuando los intereses personales dejan de estar concentrados todos en el mismo pueblo, uno sí que empieza a notar algo de falta de libertad y de dependencia en otros.

En realidad ya había tenido el interés brevemente hace un año. Llegamos a consultar a las autoescuelas de mi pueblo (sólo había tres), y de hecho empecé a estudiar la teórica por mi cuenta a través de una web.

Ese es otro tema importante: las autoescuelas. Como su nombre indica, son escuelas que se dedican a impartir los conocimientos necesarios para la obtención del permiso de conducir automóviles. Como la mayoría de la gente se saca el carnet, son un lugar de obligado paso para la mayor parte de la población; y como tal, tienen una cantidad increíble de mitos, la mayoría negativos (evidentemente; esto "es" España, no se puede hablar bien de nada). De estos mitos, hablaremos en otra entrega del blog

Una de las posibilidades que he barajado, a la vez que cada día más gente, es la de estudiar la teórica por libre y hacer el examen en la delegación provincial de tráfico yo mismo. Es una opción en auge, sobre todo por la fama de caras que tienen las autoescuelas: en ellas, la teórica cuesta unos 500 euros (eeeh... los que no sois de Europa, por favor usad cualquier página de divisas para convertir a vuestra moneda local ). Hacer el examen por libre, creo, cuesta unos 80-90 euros (las tasas de tráfico). Vista esta diferencia, mucha gente tiene la idea de que hacerlo por cuenta significa un gran ahorro. Yo tengo la teoría que el ahorro no es tan grande como parece (aunque sí es significativo): los 500 euros se vienen a dividir en varios conceptos, y según los precios de mi autoescuela (pueden variar en otros lugares del estado, claro): 202 de matrícula, 207 de las clases de teórica, 99 de la tramitación del expediente y 44 del examen. Aunque sólo hagas prácticas por autoescuela, la parte de matrícula (para formar parte de la autoescuela) y la tramitación del expediente deben pagarse igualmente; así que el ahorro efectivo son únicamente las clases de teórica, esos poco más de 200 euros. Lo dicho, sigue siendo una cantidad digna de ahorrar, pero tampoco es tan exagerado.

Eso sí, he podido comprobar ya en los dos días que llevo que con el profesor real aprendo mucho más que la vez que estudié un poco por mi cuenta. Muchas de las preguntas que, en los test online, siempre fallaba o tenía dudas, se solucionan fácilmente; el profesor tiene experiencia suficiente para saber lo que la gente nunca tiene claro. Y dado que de lo que se aprenda puede depender mi vida cuando vaya a los mandos de la máquina pacífica que más muertes causa en el mundo, yo personalmente opino que esos 200 están bien gastados. Aún así, claro, respeto la opción de hacerlo por cuenta propia.

Aún no os he explicado nada de mi autoescuela: se llama "Autoescola Synera". No es un nombre muy original, la mitad de los establecimientos de mi pueblo se llaman Synera (aunque la mayoría lo escriben con i latina), quien sepa un poco de literatura catalana sabrán por qué (y donde vivo ). Es de reciente apertura; si antes os decía que en mi pueblo habían tres el año pasado, esta es la cuarta. Eso tiene la ventaja que apenas tiene alumnos todavía; lo cual que las clases de teórica sean muy amenas y casi personalizadas (el primer día éramos tres; el segundo seis). Es de esperar, además, que eso dé cierta flexibilidad extra a la hora de concertar las prácticas, cuando llegue el momento.

Para la próxima entrega dejo pendiente explicar un poco como son las instalaciones de la autoescuela, el profesor, las primeras clases y algunos de mis compañeros (que son todos muy agradables, la verdad).