Mi autoescuela, como ya he dicho otras veces, es bastante nueva. Al parecer, lleva abierta desde principios de año. Hasta la fecha, han llegado ocho personas al examen de la parte teórica. La última, fue ayer. Y hoy hemos sabido que ha aprobado, con un sólo fallo de los tres permitidos de un total de treinta preguntas.

La expresión al uso es "subir" a examen. No se porqué. Si es cierto que, en mi región, el lugar donde se va uno a examinar está arriba de una montaña, pero por lo que se la expresión se usa en todas partes. Pues como adoptar la jerga es siempre una parte imprescindible para llegar a formar parte de algo, a partir de ahora lo diremos así.

Desde que llevo viniendo a clases, unas tres semanas, esta es la segunda vez que sube alguien a examen; en mi región se organizan exámenes una vez por semana. La primera vez subieron dos personas, un chico y una chica (que, por lo que se, no tienen relación entre si). En las clases, la chica iba muy sobrada (expresión al uso para quien domina la materia y suele acertar las preguntas); el chico no tanto. Pero aprobaron los dos.

La chica que subió ayer es algo particular, en el buen sentido. La pobre es de las que se pone muy nerviosa los días anteriores. Los días previos hizo las dos clases diarias (a las tres y a las ocho), y durante las cuatro horas intermedia se quedaba a hacer test de prueba en los ordenadores de la propia autoescuela.

Interrumpo el relato para hacer un paréntesis, que contiene una noticia importante: con mi profesor, hemos acordado que yo subiré el próximo jueves, 12 de junio. Incluso se había barajado la opción de que subiera con esta chica, pero dado que había unos cuantos temas que a mi me faltaban por hacer en clase (los había estudiado del libro, pero, como dije el primer día de esta serie de artículos, no es lo mismo).

Retomando el hilo... dado que yo también estaba cerca de mi examen, me quedé con ella toda la tarde "estudiando" los dos días previos a su examen. Y pongo las comillas por qué su estado de nervios era tal que no paraba quieta. Saltaba hasta el techo, se quedaba quieta tres segundos, contestaba una pregunta y volvía a saltar. Era un ciclo.

Esto me lleva a añadir un comentario en la línea del artículo anterior: un físico ante un examen no se pone como si le hirviera el estómago. Aunque, esta vez, no creo que sea a causa de la formación específica en la carrera, sino más bien cosa de edad (la chavala no tiene ni 20 añitos) y no tiene cuarenta exámenes universitarios a sus espaldas.

Pues bien, en esta semana las clases han sido algo diferentes, como suele pasar siempre que sube alguien. Como esta chica había hecho todos los temas ya, dedicamos dos días enteros (las dos horas) a hacer test de examen en clase. La verdad es que se hace aburrido, pero es importante hacer simulacros de este tipo, y sirve de repaso general de todo el temario.

La semana que viene, los tres días que tengo antes del examen, también iré a las dos clases diarias. Esta vez seré yo el que tiene el examen inminente, por lo que supongo que el profesor alterará el orden normal de los temas para dar específicamente los que me faltan a mi.

De momento, la autoescuela lleva el pleno al 8 en el examen teórico. Yo seré el noveno en subir... espero no ser el primero en estrellarme desde la cima. Sería una losa muy pesada ser el primero en suspender, después del alarde del artículo anterior.