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La chispa del big bang

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    Percival Lowell, además de estar convencido de que en Marte había canales, sospechaba que las 'nebulosas' espirales eran sistemas planetarios en formación. Con el fin de comprobar esta conjetura, el 8 de febrero de 1909 escribió a uno de los astrónomos que trabajaba en su observatorio una carta con el siguiente contenido:

    «Me gustaría que, con tus placas sensibles al rojo, tomaras el espectro de una nebulosa blanca — preferiblemente una que tenga marcados centros de condensación».

    (la carta se puede ver en: Lowell, Percival, “Letter from Percival Lowell to V.M. Slipher, February 8, 1909,” Lowell Observatory Archives, accessed May 24, 2022, https://collectionslowellobservatory...tems/show/1246 )

    El destinatario de la misiva fue Vesto Slipher quien, consciente de que esa tarea no había sido aún resuelta con los ya frecuentes en esa época telescopios de aperturas de 40" y 50", no se amilanó ante el hecho de que el telescopio Lowell era de apenas 24" y, «experimentando cuidadosamente durante muchos meses, descubrió que se podían obtener buenos espectros de las nebulosas utilizando un espectrógrafo equipado con una lente de foco muy corto, un prisma de alta dispersión angular y una amplia rendija del colimador. Su descubrimiento clave fue que los resultados dependían críticamente de la velocidad del espectrógrafo, más que de la apertura del telescopio y, por tanto, se podrían llevar a cabo mediciones útiles de las tenues nebulosas en el telescopio relativamente modesto del observatorio Lowell», según lo describe C. O’Raifeartaigh aquí.

    En 1912, Slipher, mediante espectrografía, determinó la velocidad de acercamiento de Andrómeda y, para 1917, ya había calculado las velocidades de 25 galaxias, 4 de las cuales se acercaban y las restantes 21, se alejaban. En febrero de 1922, le envió a Arthur Eddington una tabla con los resultados de la medición de 41 galaxias, quien la publicó en el capítulo Propiedades del universo esférico de De Sitter de su libro La teoría matemática de la relatividad.

    Precisamente esta lista de 41 galaxias fue la utilizada (sin citar a Slipher) tanto por Lemaître, como por Hubble en sus contribuciones al descubrimiento de la expansión del universo, como lo describíamos aquí.

    Así, pues, podemos considerar la carta de Lowell como la chispa que desencadenó una serie de acontecimientos que culminó en el descubrimiento de la expansión del universo y la formulación de la teoría del big bang.

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