A los glóbulos rojos también se les llama eritrocitos o hematíes. Integran la principal masa globular de la sangre, siendo su función principal el transporte de O2 (hemoglobina) desde los alvéolos pulmonares hasta el resto del cuerpo, recogiendo el dióxido de carbono (bicarbonato) producido por el catabolismo celular hasta los alvéolos para ser expulsado por los pulmones.
Son células sin núcleo (no pueden dividirse) y sin orgánulos; su forma, bicóncava y se forman en la médula ósea roja. La sangre es roja debido al pigmento hemoglobínico que contienen. Su valor promedio es de 4.800.000 en la mujer y 5.400.000 en el hombre (hematíes/mm3). En su membrana plasmática se encuentran las glucoproteínas CDs que definen los grupos sanguíneos. Tras una vida media de 120 días, los eritrocitos son destruidos y extraídos por el bazo, el hígado y la médula ósea, donde la hemoglobina se degrada en bilirrubina y el hierro es reciclado para formar nueva hemoglobina.
Rotura de un vaso sanguíneo
Otras células sanguíneas son las plaquetas y los glóbulos blancos.
Son células sin núcleo (no pueden dividirse) y sin orgánulos; su forma, bicóncava y se forman en la médula ósea roja. La sangre es roja debido al pigmento hemoglobínico que contienen. Su valor promedio es de 4.800.000 en la mujer y 5.400.000 en el hombre (hematíes/mm3). En su membrana plasmática se encuentran las glucoproteínas CDs que definen los grupos sanguíneos. Tras una vida media de 120 días, los eritrocitos son destruidos y extraídos por el bazo, el hígado y la médula ósea, donde la hemoglobina se degrada en bilirrubina y el hierro es reciclado para formar nueva hemoglobina.
Rotura de un vaso sanguíneo