Pues eso... puesto que ya concluye el invierno
que mejor que despedirlo con un par de cuentos
de... HORROR !
Por su contenido macabro y espeluznante
no recomiendo su lectura a menores de 14 años.
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Colapsar
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Cuentos para que leyéndolos paséis mucho mucho miedo...
Colapsar
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Colapsar
que trajo a este mundo a un niño muy chico, muy chico.
Era tan pequeñajo el crio que le llamaron de nombre "Garbanzito".
Garbanzito era, ¿como lo diría yo? ...ah sí, un pedazo de trasto.
Y siempre estaba metido en problemas
pero como me dijo una vez mi abuelita,
"Alfredito... todas las cosas chiquitinas que vienen a este mundo,
van acompañadas por un angel de la guarda para que las cuide muy bién.
Y esta es la razón por la que las cosas pequeñitas perduran
desde que Dios las hizo."
Garbanzito, un día,
se puso a tomar el sol
tumbado
sobre una hoja de col
pasó una vaca vieja y "ñaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaam"
devoró la col...
pobre Garbanzito.
La mamá de Garbanzito lo llamó para la cena....
"Garbanzito ¿dónde estás?"
pero Garbanzito no respondía...
y la mamá insistía...
"Garbanzito ¿dónde estás?"
una y otra vez.
Y al pasar cerca del establo la pregunta de la mamá de Garbanzito tuvo respuesta...
una voz muy débil dijo...
"Aquiiiiiiiiiiiiiiiiiiií"
una vez...
"Aquiiiiiiiiiiiiiiiiiiií"
otra vez...
"Garbanzito ¿dónde estás?"
volvió a preguntar la madre con voz severa,
porque las personas grandes siempre han tenido voz severa.
"Aquiiiiiiiiiiiiiiiiiiií, en la barriga de la vaca... donde no nieva ni llueve"
Bueno... deciros que no sé cual de los dos finales del cuento
es más políticamente correcto,
en uno la vaca no acaba muy bién parada...
y el otro pues lleva asociado emisiones de metano
que es un gas que contribuye al efecto invernadero.
Por todo esto he pensado en dejar que vosotros
en vuestra cabeza finalizeis el cuento a vuestro gusto
No vale considerar a la vaca esférica.
Colorín, colorao... el petróleo... digo este cuento se ha acabado.
Había una vez un rey,
( si... hablo de ese rey que pasó a la historia por ser un hombre muy justo )
que se preocupaba por sus súbditos.
Un día guíado de esa preocupación decidió visitar
una de las cárceles del rey.
Los carceleros dispusieron una silla en el patio del penal,
para que se sentase el rey.
Y este, con cara severa,
pidió al alcaide que compareciesen ante su majestad
cada recluso de la institución.
Según entraba un nuevo preso
el rey siempre le hacía la pregunta siguiente:
"¿Por qué esta Vd. en la cárcel?"
Respondían los unos:
"Majestad, soy inocente. Acabé aquí porque un juez me cogió manía".
Afirmaban los otros.
"Señor, no cometí mal alguno. Me enviaron aquí, por un vecino
que me acusó falsamente".
Cuando el Rey ya pensaba que todos iban a proclamar su inocencia,
entró el último penado.
El Rey volvió a preguntar:
"¿Por qué esta Vd. en la cárcel?"
El hombre respondió:
"Porque robé una gallina".
El Rey se sintió inquieto
y se puso a pensar durante unos segundos.
Pasados los cuales llamó al escriba
y decretó que se expulsase del penal a este preso,
el último,
no fuese a contaminar con su culpa a tantos inocentes.
se recuperó la silla del Diablo.
Este mueble había permanecido durante años sin pena ni gloria allí,
a la vista de aquel que tuviese ganas de contemplarla.
Para que entendais el asunto de la silla tendríamos que situarnos
en 1548 y a un estudiante muy entusiasta al que las escasas horas de clase
de anatomía no consiguen aplacar su sed de conocimiento.
Ah... se siente uno tan bién mientras
corta, extrae separa para después, ordenar...
Y con ese orden, llegaba el conocimiento.
El estudiante no sabía como progresar de forma adecuada en el dominio
de la asignatura. Lo de siempre, pocas prácticas y mucha teoría.
Y en esto pasaba las noches angustiado.
Un anoche... sonaron unos golpes en su puerta.
El estudiante se levantó de la cama, abrió y...
Allí delante había una silla.
Y nada más.
Unos meses después alertados por unas filtraciones sanguinolentas
desde la casa del estudiante, un grupo de ciudadanos tiró la puerta abajo
y entró en su vivienda.
El joven había montado una sala de disección en el sótano
y llevaba meses practicando su técnica con cuerpos
aún vivos.
Ah... cortar, extraer separar para después, ordenar...
Inicialmente el chico lo había intentado con animales...
pero ...el hombre ... el hombre... la obra suprema de la creación
de proporciones tan hermosas...
Recurrió a chicos del vecindario,
a los que atraia con algo de comida hasta el sotano...
y allí... ah... cortar, extraer separar para después, ordenar...
Y con ese orden, llegaba el conocimiento.
El inquisidor no tuvo mucha piedad para con el estudiante.
Y menos cuando le dijo que sentado sobre la silla aquella
que llegó de no se sabe donde...
se le empezaron a venir a la cabeza todas las ideas
de secuestrar, mutilar, seccionar
y juguetear con aquellos órganos...
El inquisidor movio la cabeza...
atribuyó la propiedad de la silla al Diablo..
y el estudiante fué quemado.
Para aquellos que estudiais en Valladolid, el relato os es bién conocido.
Creo que la silla del Diablo aún mantiene su poder...
y dicen que si mientras te acercas a ella prestas atención
te puede llegar como oferta que si te sientas,
te vendrá a la cabeza todo el conocimiento del mundo.
Francamente... ¿ quién quiere en estos tiempos todo el conocimiento del mundo ?