Espero que os llame la atención y cualquier cosa que se deba corregir, se corregirá

Uno de los objetivos de la ciencia, a mi modo de ver, es lograr una aproximación o modelo de la realidad. Asi, la ciencia se encarga de interpretarla. Pero lo hace en base a una realidad comunmente aceptada. Dicha realidad es pues un estado ideal, y es característica suya la perfección e inmutabilidad en sentido estricto. Un científico, ademas de plantear hipótesis, las comprueba experimentalmente. Su referencia es aquella estancia exterior a él, pero asequible por medio de la razón. Esto plantea dos cuestiones que van surgiendo paulatinamente en la historia, sobre todo tras el método de Descartes y su escepticismo: ¿La realidad es lo que concebimos que es? ¿Que pasaría si alguien cerrara sus ojos? ¿Acaso lo que él no ve es menos real de lo que vemos nosotros? Una pequeña controversia, pues estamos seguros de la existencia de la pelota, por ejemplo. Pero él, al cerrar los ojos, no quiere verla, asi como tampoco puede. En esta oración hay otro problema: Considero que la pelota existe realmente pues me estoy tomando como un sujeto totalmente cierto e inmutable. Soy el sujeto que juzga. Es decir, soy un sistema absoluto. Con él hago referencia a la referencia misma, al elemento que sirve como punto no variable entre el caos de lo relativo. Hice referencia a Descartes y a su escepticismo. En efecto, Descartes fue el filósofo que dio una importancia, infima sin embargo, al sujeto. Este debía analizarse pues era el elemento afectado por su cogito. Asi cuando la única evidencia de Descartes era su propia acción de pensar, asegurando esta la existencia, no solo era la muestra de un racionalismo en evolución que erigia la razón como único tramo a la comprensión de la realidad, sino la prueba irrefutable que sugería que el sujeto pensante era causa y consecuencia de su existencia, de la existencia. Esto genera cuestiones cada vez mas enrevesadas que ponen en peligro un perfecto esquema, elaborado por supuesto por el ser humano mismo. Se cuestiona la realidad, no su contenido sino la veracidad o falsedad del recipiente que ni siquiera hemos advertido. Por ello, Descartes tuvo que recurrir a un algo absoluto para que su mundo no cediera al aparente caos que se avecinaba. Esbozó, por ejemplo, argumentos que se sustentaban en la existencia de Dios con el objetivo de probar la misma existencia de Dios. A partir de allí su mundo cobraba la normalidad, Si Dios se desvanecía, volvería la anarquía y la cuestion significativa. ¿Pero cual es la cuestion? ¿Si la realidad que concebimos es una quimera entre otras muchas y nosotros sus hacedores? ¿O bien la realidad es la que es y nosotros cobramos un papel fundamental en ella? La segunda exigiria seguir indagando para averiguar si ``es la que es´´ no es un mero juego de palabras. Para seguir rumiando la cuestión impera resolver la primera. Como dice en ella , concebimos una realidad. Unos la llamaron empírica, en base a otra inalcanzable, otros un sueño en pos de la vigilia, mas extravagante aun. Pero la física avanza, y plantea interrogantes que exigen estar constantemente revisando nuestras anteriores concepciones. Asi queda reflejado esto en Kepler quien dijo que no había nada mas que descubrir en Física. Evidentemente nuestra realidad presenta quimeras y son estas algo insolito si se les compara con nuestra realidad. La importancia del observador, en un experimento, es crucial, hasta el punto de concebir, y por ende comprender, una realidad diferente, y por lo tanto todas las demas posibilidades se convierten en quimeras. El que exista una realidad inmutable e intangible, una in- en resumen, da un sentido a nuestras vidas: descubrirla. Ahora somos entonces unos merodeadores, unos extraños y es aquella realidad la que nos clama y nos orienta. Sin embargo siempre surge el interrogante pues el velo se rasga si se le abraza con ahinco. Se muestran entonces las quimeras.

¿Que dice el realismo--por algo hay que empezar--? El realismo dice que el sujeto es comparable a un espejo donde se reflejan los objetos. Es el primer acercamiento al sujeto, pero este solo habla en pos de los objetos y de su absolutismo, es un espejo, algo pasivo, el que investiga no esta vinculado de forma activa a esa realidad. Pero, ¿por que habrían de reflejarse los objetos en nosotros? O dicho de otro modo: ¿Por que somos acaso un espejo tan útil? Para Kant, conociendo se fabrica el objeto. Esto genera objetividad, pero partiendo de impresiones particulares o personales. Pero esto tiene un pequeño inconveniente, pues segun sé, como nos ocurre a todos los seres humanos, Kant estuvo fuertemente influenciado por el famoso contrato social. Asi pues se evidencia esa influencia en esta concepción. Cada sujeto es un mundo. Lograr una cohesión perfecta entre los diferentes moldes sería un caos. Pero Kant tiene una salida, recurrir a lo que acabó seduciendo a Descartes: El espacio, el tiempo y las categorías, es decir, conceptos in- o sistemas absolutos. Pero Kant ya intuia la importancia del sujeto, al igual que Descartes, y se había aproximado con dos conceptos geniales. ¿Donde radica la importancia del sujeto? La Relatividad y la posterior física cuántica desecharon la teoría kantiana pues esta se sostiene, la mayor parte, en la física de Newton, debido a la concepción absoluta del espacio y del tiempo. Supongamos que Kant se levanta de la tumba y observa esta nueva situación. Su teoría, antes exquisita, necesitaría hallar a su análoga en nuestro tiempo, pero con matices claro esta. Para ello, analizemos los conceptos de intuición y pensamiento, dos herramientas importantísimas para el sujeto. La intuición es, segun Kant, el contenido por medio del cual ejercemos un avistamiento del objeto en cuestión para poder asi darle una forma y hacerlo mas perceptible aun, hacerlo comprensible. Esto es gracias al pensamiento. Sin embargo, todo aquello que trasciende al sujeto mismo, como si este se tratara de un límite franqueable, no puede ser captado por la intuición, puesto que, o bien presenta un contenido que excede nuestras categorias, o bien estan fuera de nuestro dominio, pues no las intuimos si quiera. En ambas, es el sujeto quien se presenta como un límite para si mismo. El sujeto se limíta para poder acceder a esa realidad nouménica, es decir, de la cosa en sí o noumeno, aquello imperceptible e inalcanzable pues no se corresponde con nuestras categorías o esquemas mentales. Aquella realidad dificilmente accesible es un condicionante inmutable de la realidad empírica. Entonces la aparente naturaleza subjetiva de esta última queda objetivizada, que es lo que nosotros haciamos mientras elaborabamos la realidad sensible. De nuevo el sujeto queda relegado a un segundo plano, y las dos herramientas antes mencionadas, son medios que nos permiten, mas que objetivizar, disponer de la manera menos subjetiva posible la realidad para que la nouménica la objetivize. ¿Buscaba Kant el poderoso influjo que enajenó a Newton? Toda la filosofía que se precie siempre ha estado buscando aquel influjo, aquella experiencia ulterior al desarrollo de su teoría, a saber, un algo que sirva como elemento absoluto en un tremendo caos. Caos para nosotros, animales perfectamente ordenados. Sin embargo, imaginemos un mundo sin una estancia inmutable, y por ello, atemporal y aespacial. No sometido a ningun principium individuationis. Claro esta, sería dificil imaginarselo, pues el mundo mismo se convertiría en la estancia misma. Pero es una cuestión relacionada con nuestra imaginación. En realidad, ademas de ser sujetos, también somos objetos para nosotros mismos. No somos solo un espejo que refleja una realidad alcanzable, sino potencias mismas.O al menos, asi es como yo la concibo...

¿Pasivos y activos? ¿Un sujeto y dos actitudes? ¿Espejos y potencias? ¿Una realidad mutable? ¿El renacer del terrible relativismo? Esto requiere el analizar la historia. Requiere acudir a un tal Thomas Kuhn...