Presentación:
Cuando se reflexiona sobre la Termodinámica, no se hace exageración alguna al afirmar que, antes que ninguna otra, ella es, por excelencia, la ciencia creadora del Universo y de la vida. Se trata de una disciplina que, como Ciencia, nace, de la mano de la Técnica, a la par que la llamada revolución industrial; si bien, como arte creador, es una disciplina que la humanidad viene practicando desde el mismo descubrimiento del fuego. Pero además, bien más allá de todo esto, puede afirmarse que sin las leyes de la Termodinámica no puede explicarse la aparición y desarrollo de la vida en este planeta Tierra, ni incluso tampoco la existencia de la Tierra misma.
La Termodinámica, a pesar de, como se dijo, haber nacido y de haberse desarrollado muy apegada a la Técnica, es hoy una ciencia de aplicación en todos los ámbitos de la materia y también de la vida, tanto en sus manifestaciones individuales como sociales. Estudiar y entender sus principios debiera formar parte, pues, de la formación básica de cualquier ciudadano/a, y, con mayor razón, cuando estos adquieren alguna responsabilidad en la gestión de la sociedad. Este texto no tiene, sin embargo tales pretensiones: no son más que reflexiones sobre lo que a mí, en particular, me parece entender de dichos principios de la Termodinámica. Por mi participación en algunos hilos de esta página soy consciente que han de ser muchos los errores y muchas las cosas mal explicadas, por eso, comienzo pidiendo disculpas por anticipado, al tiempo que rogaría a los visitantes de esta entrada que me advirtiesen de cuantos fallas, del tipo que sea, encuentren en ella. Muchas gracias


Introducción
Al tratar de hacer una exposición, por breve que esta sea, de los principios de la Termodinámica, siempre se plantea el problema de cual metodología adoptar. Ya hemos dicho que la Termodinámica nació de la mano de la Técnica y sus principios y metodología fueron desarrollados a la par que se avanzaba en el desarrollo, mejoras y nuevas aplicaciones de las máquinas térmicas. Presentar los principios de la Termodinámica siguiendo el particular devenir histórico de cada uno de ellos y siguiendo la evolución de los métodos que, a partir de ellos, se fueron desarrollando, es lo que hace la llamada Metodología histórica o fenomenológica, la cual sin duda venga a ser la más idónea para entender las definiciones termodinámicas que, en este desarrollo, se fueron adoptando. Pero, una vez hecho este camino, una vez que se han aprendido las definiciones, principios y métodos de la Termodinámica siguiendo la antedicha metodología, nos parece un muy útil ejercicio conceptual volver al inicio para emprender un camino más deductivo de la mano de la llamada metodología axiomática, con la que, además de percibir principios y definiciones desde otra perspectiva, nos será más fácil aprehender la generalización de la Termodinámica a todo tipo de sistemas bien diferentes de los sistemas gaseosos que estuvieron en el origen de esta Ciencia. Este será el intento de esta entrada que ahora iniciamos. Pero es este un intento en el que también se hace necesario elegir entre distintas formulaciones axiomáticas, la cuales, de entrada, podemos clasificar en dos grupos diferentes: las que ignoran la naturaleza corpuscular de la materia y las que, incorporando la naturaleza molecular y atómica de la materia, adoptan y adaptan conceptos de la mecánica estadística, hasta el punto, algunas de estas, de prescindir del segundo principio de la Termodinámica, por considerarlo que forma parte del sentido común cuando se razona desde los principios de la probabilidad.
Seguiremos al