¡Hola a todos!
Hoy estoy terriblemente contenta, ¡no quepo en mi! Ahora os cuento, antes de empezar dejadme que os diga que esta mañana he dejado a Cleopatra la mar de intrigada leyendo vuestras respuestas al desafío anterior. Creo que esta vez no le habéis acabado de solucionar la duda demasiado bien, pero no os preocupéis; más caminantes murieron a merced de mi enigma original en Tebas (y no es que me sienta orgullosa, la verdad).
Volviendo al tema de hoy, os contaba que estoy muy emocionada porque, ¡hoy liberan a mi padre, Tifón! Como sabréis, hace muchos años que Zeus lo impresionó lanzándole encima el monte Etna, en Sicilia, que desde entonces se convirtió un volcán. No se le puedo reprochar al dios de los dioses, ya que mi señor progenitor intentó matarle y destruir el Olimpo, por orden de mi abuela Gaia, como venganza por haber enjaulado a los Titanes.
Sí, la verdad es que en mi familia tenemos un pasado algo virulento. Pero no os preocupéis, que de eso han pasado milenos y nos hemos reinsertado en la sociedad. Aún así, Zeus no ha accedido a liberar a Tifón hasta hoy. Así que aquí me tenéis, en la misma Sicilia disfrutando de la sobremesa con mi padre en libertad desde hace... no recuerdo ni cuánto hace.
Como no puede ser de otra forma, hemos estado recordando viejas andanzas, sobre todo su batalla final contra el padre de todos los dioses. Me ha estado contando que, según sus cálculos, necesitaba crear una racha de viento que viajara a unos 2000km/h para derribar la última linea de defensa de Zeus. No obstante, por más que se esforzaba, no lo consiguió.
«Me esforcé todo lo que pude, pero más empeño que ponía, el viento no superaba los 1800km/h». Según sus propias palabras «al ver que la velocidad no aumentaba, doblé mi empeño... pero no había manera. Siempre me he preguntado el motivo de este aparente límite en la velocidad del viento, y qué debería haber hecho para sortearlo».
No te preocupes, querido papaíto. Mis amigos de La web de Física te ayudarán a solucionar tu milenaria duda. Y lo mejor de todo es que, en pleno siglo XXI, ni siquiera hace falta amenazarlos de muerte para que respondan.
Hoy estoy terriblemente contenta, ¡no quepo en mi! Ahora os cuento, antes de empezar dejadme que os diga que esta mañana he dejado a Cleopatra la mar de intrigada leyendo vuestras respuestas al desafío anterior. Creo que esta vez no le habéis acabado de solucionar la duda demasiado bien, pero no os preocupéis; más caminantes murieron a merced de mi enigma original en Tebas (y no es que me sienta orgullosa, la verdad).
Volviendo al tema de hoy, os contaba que estoy muy emocionada porque, ¡hoy liberan a mi padre, Tifón! Como sabréis, hace muchos años que Zeus lo impresionó lanzándole encima el monte Etna, en Sicilia, que desde entonces se convirtió un volcán. No se le puedo reprochar al dios de los dioses, ya que mi señor progenitor intentó matarle y destruir el Olimpo, por orden de mi abuela Gaia, como venganza por haber enjaulado a los Titanes.
Sí, la verdad es que en mi familia tenemos un pasado algo virulento. Pero no os preocupéis, que de eso han pasado milenos y nos hemos reinsertado en la sociedad. Aún así, Zeus no ha accedido a liberar a Tifón hasta hoy. Así que aquí me tenéis, en la misma Sicilia disfrutando de la sobremesa con mi padre en libertad desde hace... no recuerdo ni cuánto hace.
Como no puede ser de otra forma, hemos estado recordando viejas andanzas, sobre todo su batalla final contra el padre de todos los dioses. Me ha estado contando que, según sus cálculos, necesitaba crear una racha de viento que viajara a unos 2000km/h para derribar la última linea de defensa de Zeus. No obstante, por más que se esforzaba, no lo consiguió.
«Me esforcé todo lo que pude, pero más empeño que ponía, el viento no superaba los 1800km/h». Según sus propias palabras «al ver que la velocidad no aumentaba, doblé mi empeño... pero no había manera. Siempre me he preguntado el motivo de este aparente límite en la velocidad del viento, y qué debería haber hecho para sortearlo».
No te preocupes, querido papaíto. Mis amigos de La web de Física te ayudarán a solucionar tu milenaria duda. Y lo mejor de todo es que, en pleno siglo XXI, ni siquiera hace falta amenazarlos de muerte para que respondan.
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