[FONT=Verdana]Atiza es una bella y perdida islita del Pacífico habitada por unas personas muy raras: en fuerte contraste con nuestros politicastros batuecos, esas personas siempre dicen la verdad, excepto un día a la semana en el que, con objeto sin duda de descansar un poco y para no enviciarse, solo mienten.
La última vez que recalé en la islita llegué a trabar feliz conocimiento con una muy simpática y cariñosa atizana llamada Eufrasia, la cual –según supe por terceros— solo miente los lunes, mientras que el resto de la semana se atiene siempre a la verdad.
Una tarde de fines de primavera, estábamos Eufrasia y yo en una arriscada peña deshojando indolentemente la margarita de nuestras emociones, cuando ella me planteó un enigma facilito:
--Hoy es lunes y estoy casada.
¿Era, en efecto, lunes ese día? ¿Está Eufrasia de verdad casada?
Tras responderme a mí mismo estas sencillas preguntas, me planteé un problema ligeramente más difícil:
¿Qué cosa podría Eufrasia afirmar un jueves que no pudiera afirmar, en cambio, ningún otro día de la semana? [/FONT]
La última vez que recalé en la islita llegué a trabar feliz conocimiento con una muy simpática y cariñosa atizana llamada Eufrasia, la cual –según supe por terceros— solo miente los lunes, mientras que el resto de la semana se atiene siempre a la verdad.
Una tarde de fines de primavera, estábamos Eufrasia y yo en una arriscada peña deshojando indolentemente la margarita de nuestras emociones, cuando ella me planteó un enigma facilito:
--Hoy es lunes y estoy casada.
¿Era, en efecto, lunes ese día? ¿Está Eufrasia de verdad casada?
Tras responderme a mí mismo estas sencillas preguntas, me planteé un problema ligeramente más difícil:
¿Qué cosa podría Eufrasia afirmar un jueves que no pudiera afirmar, en cambio, ningún otro día de la semana? [/FONT]
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