Hola, amigos. En esta ocasión, me voy a remitir a mi más tierna infancia. Cuando no era más que un cachorro de esfinge, solía pasar las tardes estudiando en la biblioteca de Alejandría. Como podéis suponer, el objetivo de mi estudio no era otro que inspirarme para proponer nuevos enigmas a aquellos ávidos de escucharlos.
Cierto día, no sabía muy bien que libro consultar, por lo que decidí consultar al bibliotecario: Eratóstenes. "¿Que te gustaría aprender, amiga mía?", me preguntó. Por aquél entonces, no había muchos libros de Física, y ya me había engullido todos los tratados de astronomía. Pensé que estaría bien bajar de los cielos un rato, y le pedí a Eratóstenes un libro donde pudiera aprender geografía. "Te interesa el mundo, ¿verdad?", comenzó a decir, "Cuando seas mayor, estoy seguro que viajarás mucho y podrás conocerlo. Hay mucho mundo."
Al pronunciar estas palabras, vi como cambiaba su expresión. Ponía la típica cara de quien acaba de encontrar una pregunta que no sabe como responder, y está dispuesto a darlo todo para dar una respuesta. Soy adicta a esa cara; supongo que por eso me dedico a esto. Las palabras que pronunció a continuación marcaron su vida e hicieron que sea aún hoy reconocido: "Me pregunto exactamente cuánto mundo hay... ¿Habrá alguna forma de medir la tierra?".
Y, como podéis imaginar, esta es la pregunta de éste nuevo desafío. ¿Cómo se puede medir el tamaño de la tierra, con material razonablemente asequible? Eratóstoenes dedicó sus mejores años, y halló su respuesta. ¿Seréis vosotros capaces de encontrar la vuestra, diferente de la suya?
Cierto día, no sabía muy bien que libro consultar, por lo que decidí consultar al bibliotecario: Eratóstenes. "¿Que te gustaría aprender, amiga mía?", me preguntó. Por aquél entonces, no había muchos libros de Física, y ya me había engullido todos los tratados de astronomía. Pensé que estaría bien bajar de los cielos un rato, y le pedí a Eratóstenes un libro donde pudiera aprender geografía. "Te interesa el mundo, ¿verdad?", comenzó a decir, "Cuando seas mayor, estoy seguro que viajarás mucho y podrás conocerlo. Hay mucho mundo."
Al pronunciar estas palabras, vi como cambiaba su expresión. Ponía la típica cara de quien acaba de encontrar una pregunta que no sabe como responder, y está dispuesto a darlo todo para dar una respuesta. Soy adicta a esa cara; supongo que por eso me dedico a esto. Las palabras que pronunció a continuación marcaron su vida e hicieron que sea aún hoy reconocido: "Me pregunto exactamente cuánto mundo hay... ¿Habrá alguna forma de medir la tierra?".
Y, como podéis imaginar, esta es la pregunta de éste nuevo desafío. ¿Cómo se puede medir el tamaño de la tierra, con material razonablemente asequible? Eratóstoenes dedicó sus mejores años, y halló su respuesta. ¿Seréis vosotros capaces de encontrar la vuestra, diferente de la suya?
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