¡Hola amigos!
Como sabéis, este año las vacaciones de primavera se han adelantado de una forma poco habitual. Nunca está mal disfrutar de una semana de descanso, ¿verdad? ir de viaje... o recibir a viejos amigos que vienen a visitarte. Ese fue mi caso; tuve la fortuna de recibir en mi humilde casa de Giza a mi gran amigo, el Conejo de Pascua.
Es la primera vez que tuve la oportunidad de verlo en la época del año en que es protagonista. Estaba muy contento, de hecho me recompensó con una dulce canción (que, por cierto, se está poniendo de moda). Además, obligado por el calendario, iba cargado de los típicos huevos de la época. Me enseñó una cosa que había aprendido a hacer.
Cogió un vaso lleno de agua, lo tapó con una cartulina. Encima del conjunto, colocó un canuto de cartón, que fue coronado con uno de sus huevos. Por primera vez, fui yo la desafiada: "¿Te apuestas que soy capaz de introducir el huevo dentro del vaso, sin tocarlo, y sin tocar el canuto?". Naturalmente, le dije que sí era capaz. No obstante, eso no le evitó alardear de sus habilidades, y tras proporcionar un controlado golpe sobre la cartulina, el huevo cayó dentro del vaso sin más problemas.
Ese fue mi momento: contraataqué preguntándole si sabía por qué sucedía. Se puso más blanco aún al comprobar que no sabía responder esta vez. Pues sí, amigos. Ese es el desafío de esta quincena. Si queréis hacer cálculos, podéis suponer conocidos los coeficientes de rozamiento entre todos los componentes. ¡Suerte!
Como sabéis, este año las vacaciones de primavera se han adelantado de una forma poco habitual. Nunca está mal disfrutar de una semana de descanso, ¿verdad? ir de viaje... o recibir a viejos amigos que vienen a visitarte. Ese fue mi caso; tuve la fortuna de recibir en mi humilde casa de Giza a mi gran amigo, el Conejo de Pascua.
Es la primera vez que tuve la oportunidad de verlo en la época del año en que es protagonista. Estaba muy contento, de hecho me recompensó con una dulce canción (que, por cierto, se está poniendo de moda). Además, obligado por el calendario, iba cargado de los típicos huevos de la época. Me enseñó una cosa que había aprendido a hacer.
Cogió un vaso lleno de agua, lo tapó con una cartulina. Encima del conjunto, colocó un canuto de cartón, que fue coronado con uno de sus huevos. Por primera vez, fui yo la desafiada: "¿Te apuestas que soy capaz de introducir el huevo dentro del vaso, sin tocarlo, y sin tocar el canuto?". Naturalmente, le dije que sí era capaz. No obstante, eso no le evitó alardear de sus habilidades, y tras proporcionar un controlado golpe sobre la cartulina, el huevo cayó dentro del vaso sin más problemas.
Ese fue mi momento: contraataqué preguntándole si sabía por qué sucedía. Se puso más blanco aún al comprobar que no sabía responder esta vez. Pues sí, amigos. Ese es el desafío de esta quincena. Si queréis hacer cálculos, podéis suponer conocidos los coeficientes de rozamiento entre todos los componentes. ¡Suerte!
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