Mediados de diciembre. Llegan las típicas fiestas del solsticio de invierno y consigo nos traen el regalo final de esta primera edición del desafío. Desde aquí, quiero desear toda la suerte del mundo a los que desean coronarse con laurel.
Como de costumbre, me pilláis fuera de Giza. Y es que entre estos dioses olímpicos se ha popularizado mi numero de teléfono cada vez que necesitan orientación para sus titánicas empresas. Esta vez son los Anemoi los que han tenido a bien solicitar mis servicios. Los cuatro vientos -Noto, Bóreas, Euro y Céfiro- han decidido juntar esfuerzos para crear una gran estructura de arena en el desierto del Sahara. Estaban muy orgullosos de las dunas que son capaces de realizar por separado, por lo que han pensado que juntando esfuerzos podrían superar cualquier reto arquitectónico. La verdad, yo mucho sentido no le veo; ¿pero qué va a saber una Esfinge, comparada con los cuatro vientos cardinales?
Al principio, fue un caos. Los cuatro vientos comenzaron a trabajar juntos en la base de su soñada estructura; pero se formaban tales remolinos que prefirieron dividirse en dos parejas: el viento del norte y el del oeste, empezarían por la base, mientras que los otros dos se elevarían hasta las nueves y empezarían la casa por el tejado. Extravagante, ¿verdad?
Se las prometían muy felices... pero sur y este se desmoralizaron al llegar a la troposfera y darse cuenta que no eran capaces de asegurarse estar trabajando por encima del punto donde lo hacían sus compañeros. "Muy sencillo", pensó Euro, "colgamos una plomada lo suficientemente grande, y así sabremos el punto que queda justo por debajo". Parecía un plan brillante, pero no funcionó demasiado bien: los propios vientos se encargaban de desviar continuamente la plomada.
Y bien, amigos. Como podéis imaginar, este es el último desafío del año. ¿Te sientes capaz de resolver esta situación de forma inteligente e imaginativa? ¡Adelante! Tienes el resto del año.
Como de costumbre, me pilláis fuera de Giza. Y es que entre estos dioses olímpicos se ha popularizado mi numero de teléfono cada vez que necesitan orientación para sus titánicas empresas. Esta vez son los Anemoi los que han tenido a bien solicitar mis servicios. Los cuatro vientos -Noto, Bóreas, Euro y Céfiro- han decidido juntar esfuerzos para crear una gran estructura de arena en el desierto del Sahara. Estaban muy orgullosos de las dunas que son capaces de realizar por separado, por lo que han pensado que juntando esfuerzos podrían superar cualquier reto arquitectónico. La verdad, yo mucho sentido no le veo; ¿pero qué va a saber una Esfinge, comparada con los cuatro vientos cardinales?
Al principio, fue un caos. Los cuatro vientos comenzaron a trabajar juntos en la base de su soñada estructura; pero se formaban tales remolinos que prefirieron dividirse en dos parejas: el viento del norte y el del oeste, empezarían por la base, mientras que los otros dos se elevarían hasta las nueves y empezarían la casa por el tejado. Extravagante, ¿verdad?
Se las prometían muy felices... pero sur y este se desmoralizaron al llegar a la troposfera y darse cuenta que no eran capaces de asegurarse estar trabajando por encima del punto donde lo hacían sus compañeros. "Muy sencillo", pensó Euro, "colgamos una plomada lo suficientemente grande, y así sabremos el punto que queda justo por debajo". Parecía un plan brillante, pero no funcionó demasiado bien: los propios vientos se encargaban de desviar continuamente la plomada.
Y bien, amigos. Como podéis imaginar, este es el último desafío del año. ¿Te sientes capaz de resolver esta situación de forma inteligente e imaginativa? ¡Adelante! Tienes el resto del año.
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