¡Hola a todos!
Esta semana he estado en casa de los gemelos Cástor y Pólux. Aún faltan tres meses para recibir la visita anual del astro rey, que como siempre durará aproximada mente un mes, y estos dos ya están enfrascados en laboriosos preparativos. Y, como no podía ser de otra forma, me ha tocado el faenón de ayudarles.
Desde luego les he ayudado con mucho gusto. Y la verdad es que este año están poniendo en práctica muy buenas ideas. Incluso están preparando una alcoba secreta donde su luminoso huésped podrá, a escondidas, reunirse con su amada de cara color madreperla durante los breves instantes del alba.
La planificación está llegando a ser tan exquisita que incluso tienen previsto ya el menú de cada día. Uno de los platos estrella de la velada de bienvenida será una menestra con setas. De hecho, precisamente ayer volvieron de un pequeño viaje a una lejana cordillera donde recolectaron los ingredientes principales del banquete: varias variedades muy especiales de setas.
Pólux me comenta que, para maximizar la variedad de hongos recolectados, decidieron separarse. Él recorrió la ladera este, mientras que su gemelo mortal levantó todas las piedras de la ladera oeste. En seguida lograron que mi boca se convirtiera en agua al mostrarme el surtido de champiñones, níscalos, trufas y otras muchas exquisiteces que habían conseguido. La cena estará deliciosa.
No obstante, el rostro de Cástor reflejaba cierta preocupación. Tras hacer un aparte con él, me explicó lo que le preocupaba. «Lo que ocurre es que mi hermano nunca me había mentido. Pese que él fuera hijo de un dios, y yo de un simple rey, nunca había importado, siempre habíamos sido uña y carne.» Yo no daba crédito, así que le pedí que me contara lo sucedido. «Verás... Al reunirnos, Pólux se quejaba del frío y humedad que había padecido. En cambio, yo tuve más bien calor todo el rato; y desde luego el ambiente era muy muy húmedo. No obstante, ambos coincidimos en que el viento venía de éste a oeste. ¿Cómo es posible? ¿Me miente mi hermano?».
De inmediato pude tranquilizar a mi repetido amigo. No hay que temer, tu hermano sigue siendo fiel; con unos cuantos conocimientos de Física, los usuarios de La web de Física te explicarán que es lo que ocurrió allende las montañas.
Esta semana he estado en casa de los gemelos Cástor y Pólux. Aún faltan tres meses para recibir la visita anual del astro rey, que como siempre durará aproximada mente un mes, y estos dos ya están enfrascados en laboriosos preparativos. Y, como no podía ser de otra forma, me ha tocado el faenón de ayudarles.
Desde luego les he ayudado con mucho gusto. Y la verdad es que este año están poniendo en práctica muy buenas ideas. Incluso están preparando una alcoba secreta donde su luminoso huésped podrá, a escondidas, reunirse con su amada de cara color madreperla durante los breves instantes del alba.
La planificación está llegando a ser tan exquisita que incluso tienen previsto ya el menú de cada día. Uno de los platos estrella de la velada de bienvenida será una menestra con setas. De hecho, precisamente ayer volvieron de un pequeño viaje a una lejana cordillera donde recolectaron los ingredientes principales del banquete: varias variedades muy especiales de setas.
Pólux me comenta que, para maximizar la variedad de hongos recolectados, decidieron separarse. Él recorrió la ladera este, mientras que su gemelo mortal levantó todas las piedras de la ladera oeste. En seguida lograron que mi boca se convirtiera en agua al mostrarme el surtido de champiñones, níscalos, trufas y otras muchas exquisiteces que habían conseguido. La cena estará deliciosa.
No obstante, el rostro de Cástor reflejaba cierta preocupación. Tras hacer un aparte con él, me explicó lo que le preocupaba. «Lo que ocurre es que mi hermano nunca me había mentido. Pese que él fuera hijo de un dios, y yo de un simple rey, nunca había importado, siempre habíamos sido uña y carne.» Yo no daba crédito, así que le pedí que me contara lo sucedido. «Verás... Al reunirnos, Pólux se quejaba del frío y humedad que había padecido. En cambio, yo tuve más bien calor todo el rato; y desde luego el ambiente era muy muy húmedo. No obstante, ambos coincidimos en que el viento venía de éste a oeste. ¿Cómo es posible? ¿Me miente mi hermano?».
De inmediato pude tranquilizar a mi repetido amigo. No hay que temer, tu hermano sigue siendo fiel; con unos cuantos conocimientos de Física, los usuarios de La web de Física te explicarán que es lo que ocurrió allende las montañas.
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