¿Profunda teoría, peligrosa pseudociencia, humorada? ¿Qué podría ser el texto siguiente?
La luz es inconcebiblemente movediza. No se retiene como otras cosas del universo, sino que se suelta hasta ser lo más rápido. Y se diferencia de todo lo otro en no resistirse al movimiento. Por lo tanto no lo tiene escaso, sino que lo tiene en cantidad. La luz tiene cantidad de movimiento y, por eso, para infligir colisiones es muy efectiva: la incomparable colisionancia de la luz propicia un alto orden de magnitud al que todo el resto de las cosas queda sometido. En eso me baso para descubrir que la materia obscura es realmente la responsable de la gravedad. La materia obscura, como su nombre demuestra, carece ostensiblemente de luz. Ahora bien, ¿qué sucede si un espacio obscuro está todo rodeado de la luz que hay fuera de él? Un objeto cercano al espacio obscuro, pero estando fuera de él, recibe, como es lógico, menos luz del lado que mira al espacio obscuro, tanta menos cuanto más cerca esté de tal espacio. El fenómeno de más colisionancia, que es la luz, le llega menos de un lado que de todos los otros y, del lado que le llega menos, produce menos empuje. Resultado: un objeto no sujeto será desplazado hacia el lado de la obscuridad (aclaro, no sujeto, pues si algo lo sujeta no irá para ningún lado). Vemos entonces que, a causa de la luz, todo se ve empujado hacia la obscuridad, como si una materia obscura lo estuviese atrayendo. Y cuanto más cerca esté de la zona obscura, más empuje hacia esa zona recibirá. Ya empezamos a comprobar la certeza de este punto de vista, que explica por qué la gravedad se acrecienta con la cercanía. Además la luz consolida un flujo ingente de energía, por su enorme y libre aceleración. Y, como demuestra con toda evidencia la fórmula trascendental del genio Einstein, no hay energía sin masa. Todos conocemos por experiencia directa el comportamiento de la masa. Fijémonos en los gluones (del inglés "glue", pegamento), que, según se dice, juegan un papel esencial en las propiedades de la materia obscura. Todo encaja a la perfección: la propiedad pegajosa de los gluones podría ser simplemente la gravedad, pegajosa por antonomasia, pues hace que todo se atraiga con todo. Pero como la gravedad es a su vez consecuencia de la obscuridad, es lógico que la materia obscura sea muy pegajosa y tenga mucha gravedad, desempeñando los gluones el papel principal que los científicos al fin, enhorabuena, empiezan a reconocer. Y es ese precisamente el comportamiento típico de la masa, que en toda circunstancia opera como substancia pegajosa, adhieriéndose a lo que entra en contacto con ella. Si bien en la gravedad los objetos no se tocan, hay luz entre ellos, con energía y, por lo tanto, con masa puesta entre objetos gravitantes. En ciencia la masa no necesita ser siempre un bollo que se puede coger con las manos, esto es obvio. Pero se pueda o no coger con las manos, la masa siempre es adherente. Me gustaría que algunas personas, más avanzadas en ciencia que yo, diesen su opinión de esta teoría y, si en principio pareciese acertada, gustosamente intentaría hacerla llegar a los científicos como una humilde contribución para allanarles el camino, pues ellos, como detectives del saber, miran todo con la lupa de la más avanzada matemática y, en ocasiones, hay cosas que con lupa no se ven tan nítidas como a simple vista.
La luz es inconcebiblemente movediza. No se retiene como otras cosas del universo, sino que se suelta hasta ser lo más rápido. Y se diferencia de todo lo otro en no resistirse al movimiento. Por lo tanto no lo tiene escaso, sino que lo tiene en cantidad. La luz tiene cantidad de movimiento y, por eso, para infligir colisiones es muy efectiva: la incomparable colisionancia de la luz propicia un alto orden de magnitud al que todo el resto de las cosas queda sometido. En eso me baso para descubrir que la materia obscura es realmente la responsable de la gravedad. La materia obscura, como su nombre demuestra, carece ostensiblemente de luz. Ahora bien, ¿qué sucede si un espacio obscuro está todo rodeado de la luz que hay fuera de él? Un objeto cercano al espacio obscuro, pero estando fuera de él, recibe, como es lógico, menos luz del lado que mira al espacio obscuro, tanta menos cuanto más cerca esté de tal espacio. El fenómeno de más colisionancia, que es la luz, le llega menos de un lado que de todos los otros y, del lado que le llega menos, produce menos empuje. Resultado: un objeto no sujeto será desplazado hacia el lado de la obscuridad (aclaro, no sujeto, pues si algo lo sujeta no irá para ningún lado). Vemos entonces que, a causa de la luz, todo se ve empujado hacia la obscuridad, como si una materia obscura lo estuviese atrayendo. Y cuanto más cerca esté de la zona obscura, más empuje hacia esa zona recibirá. Ya empezamos a comprobar la certeza de este punto de vista, que explica por qué la gravedad se acrecienta con la cercanía. Además la luz consolida un flujo ingente de energía, por su enorme y libre aceleración. Y, como demuestra con toda evidencia la fórmula trascendental del genio Einstein, no hay energía sin masa. Todos conocemos por experiencia directa el comportamiento de la masa. Fijémonos en los gluones (del inglés "glue", pegamento), que, según se dice, juegan un papel esencial en las propiedades de la materia obscura. Todo encaja a la perfección: la propiedad pegajosa de los gluones podría ser simplemente la gravedad, pegajosa por antonomasia, pues hace que todo se atraiga con todo. Pero como la gravedad es a su vez consecuencia de la obscuridad, es lógico que la materia obscura sea muy pegajosa y tenga mucha gravedad, desempeñando los gluones el papel principal que los científicos al fin, enhorabuena, empiezan a reconocer. Y es ese precisamente el comportamiento típico de la masa, que en toda circunstancia opera como substancia pegajosa, adhieriéndose a lo que entra en contacto con ella. Si bien en la gravedad los objetos no se tocan, hay luz entre ellos, con energía y, por lo tanto, con masa puesta entre objetos gravitantes. En ciencia la masa no necesita ser siempre un bollo que se puede coger con las manos, esto es obvio. Pero se pueda o no coger con las manos, la masa siempre es adherente. Me gustaría que algunas personas, más avanzadas en ciencia que yo, diesen su opinión de esta teoría y, si en principio pareciese acertada, gustosamente intentaría hacerla llegar a los científicos como una humilde contribución para allanarles el camino, pues ellos, como detectives del saber, miran todo con la lupa de la más avanzada matemática y, en ocasiones, hay cosas que con lupa no se ven tan nítidas como a simple vista.
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