El otro día encontré este artículo en el mundo y me he decidido a ponerlo aquí por que creo que es muy interesante que la gente lo lea, sobretodo por las nuevas generaciones de físicos que se empiezan a formar aquí.
Firma el artículo Salvador Macip:
Salvador Macip nació en Blanes el 18 de diciembre de 1970. Estudió medicina en la Universidad de Barcelona (1988-1994), donde también se doctoró en genética molecular (1998). Desde finales del 1998 hasta principios del 2008 trabajó en el hospital Mount Sinai de Nueva York, estudiando las bases moleculares del cancer y el envejecimiento. Desde el 2008 continúa investigando sobre los mismos temas en el laboratorio que dirige en la Universidad de Leicester (Reino Unido).
Pongo el enlace del artículo y transcribo el mismo también:
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2...268765007.html
¿Por qué España no está entre los países punteros en temas de ciencia?
17 de marzo de 2010.- Los científicos españoles tienen fama en todo el mundo de estar muy bien preparados. Además, se aprecia su capacidad de iniciativa e independencia. En otras palabras, España da buenos investigadores. Y muchos, porque las universidades españolas, la mayoría de ellas de gran calidad, son accesibles para prácticamente todo el mundo, a diferencia de lo que pasa por ejemplo en EEUU. Entonces, si existe esta masa crítica de mano de obra altamente cualificada, ¿por qué España no está entre los países punteros en temas de ciencia?
Es fácil criticar cómo se distribuyen los recursos económicos de un estado. Conseguir que cuadren los números, y más aún en tiempos de crisis, es un trabajo sin duda difícil. Pero tampoco hace falta ser un experto para darse cuenta que hay algo que no funciona. Se están invirtiendo millones en formar científicos que después, cuando llegue la hora de producir dividendos, serán aprovechados por otros países.
¿Por qué? Parece que nadie haya previsto que también hay que destinar un dinero proporcional a generar plazas y cubrir los gastos de los experimentos que todos estos científicos van a realizar cuando completen su entrenamiento. España no es de los países más ricos de Europa y, además, dedica a la ciencia un porcentaje del producto interior bruto por debajo de la media de la Unión Europea. Así pues, en números absolutos, los fondos reservados a la investigación son bajos. Una inversión pobre en ciencia y tecnología conlleva ser menos competitivos en el futuro. No es una casualidad que los países con economías más fuertes sean también las que más gastan en investigación.
Esta perspectiva es desalentadora. Resucitar la ciencia en España es un proyecto a largo plazo, que requiere compromiso y voluntad. A veces parece que los Gobiernos no ven más allá de la presente legislatura. Sería importante llegar a un acuerdo entre todos los partidos para diseñar una estrategia que permitiera al país rentabilizar de una vez la inversión en capital humano. Es la mejor manera de no desaprovechar oportunidades. Esto no quiere decir que actualmente no haya iniciativas excelentes en marcha.
En la última década se han multiplicado los centros de investigación y se han creado programas de reincorporación de científicos, algunos con más fortuna que otros. Se ha conseguido que haya unos cuantos grupos punteros en el país que pueden competir sin problemas con los mejores del mundo, lo cual es extraordinario.
Pero un patrimonio científico basado tan sólo en cuatro grupos de excelencia va a ser necesariamente débil. Aparte de calidad, se necesita cantidad. Se necesita, por ejemplo, atraer a los mejores estudiantes de doctorado y postdoctorado, ofreciéndoles sueldos que no sean la mitad de lo que cobrarían en otros países. Se necesitan plazas que no estén bloqueadas por contratos universitarios vitalicios que poco tienen que ver con la calidad de la producción científica.
Se requiere construir redes de expertos en diferentes fases de su carrera para que puedan surgir colaboraciones productivas. Se necesita garantizar los recursos necesarios para proyectos que van a durar años, no propiciar recortes de presupuestos que amenazan la supervivencia de numerosas líneas de investigación. En resumen: hay que conseguir que dedicarse a la ciencia en España sea una perspectiva atractiva, no un camino plagado de sufrimientos e incertidumbre.
Los científicos que trabajamos en el extranjero no volvemos a casa porque las condiciones que nos ofrecen allí simplemente no son comparables. Estas mejores ofertas son las que favorecen también fugas de 'cerebros ilustres' como la que hemos visto hace unos días. A pesar de los notables esfuerzos de la Ministra de Ciencia e Innovación para encontrarle un lado positivo a la noticia, si compartimos el tiempo de un investigador estrella con un país que se preocupa más por la ciencia que el nuestro vamos a acabar perdiendo. Por muy buena voluntad que se tenga, cuando se comparan los números se entiende que el reparto de esfuerzos no va a ser equitativo. El rendimiento tampoco. Lo mismo ha pasado anteriormente con otros 'fichajes estrella' que, lógicamente, no se han visto suficiente motivados a dejar sus proyectos en el extranjero y traspasar toda su productividad al territorio español.
Quizás sería hora de que España se planteara qué quiere para su futuro. Si hay que aspirar a ser algo más que un destino turístico y la capital de las burbujas inmobiliarias hay que invertir en cultura y en ciencia. Si se quiere entrar en la elite científica, y obtener los beneficios económicos que esto representa, hay que tomárselo en serio y empezar inmediatamente a gastar dinero donde más se necesita. Sino la fuga de cerebros no va a acabar nunca.
En negrita he recalcado lo que más me ha convencido a mí.
Firma el artículo Salvador Macip:
Salvador Macip nació en Blanes el 18 de diciembre de 1970. Estudió medicina en la Universidad de Barcelona (1988-1994), donde también se doctoró en genética molecular (1998). Desde finales del 1998 hasta principios del 2008 trabajó en el hospital Mount Sinai de Nueva York, estudiando las bases moleculares del cancer y el envejecimiento. Desde el 2008 continúa investigando sobre los mismos temas en el laboratorio que dirige en la Universidad de Leicester (Reino Unido).
Pongo el enlace del artículo y transcribo el mismo también:
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2...268765007.html
¿Por qué España no está entre los países punteros en temas de ciencia?
17 de marzo de 2010.- Los científicos españoles tienen fama en todo el mundo de estar muy bien preparados. Además, se aprecia su capacidad de iniciativa e independencia. En otras palabras, España da buenos investigadores. Y muchos, porque las universidades españolas, la mayoría de ellas de gran calidad, son accesibles para prácticamente todo el mundo, a diferencia de lo que pasa por ejemplo en EEUU. Entonces, si existe esta masa crítica de mano de obra altamente cualificada, ¿por qué España no está entre los países punteros en temas de ciencia?
Es fácil criticar cómo se distribuyen los recursos económicos de un estado. Conseguir que cuadren los números, y más aún en tiempos de crisis, es un trabajo sin duda difícil. Pero tampoco hace falta ser un experto para darse cuenta que hay algo que no funciona. Se están invirtiendo millones en formar científicos que después, cuando llegue la hora de producir dividendos, serán aprovechados por otros países.
¿Por qué? Parece que nadie haya previsto que también hay que destinar un dinero proporcional a generar plazas y cubrir los gastos de los experimentos que todos estos científicos van a realizar cuando completen su entrenamiento. España no es de los países más ricos de Europa y, además, dedica a la ciencia un porcentaje del producto interior bruto por debajo de la media de la Unión Europea. Así pues, en números absolutos, los fondos reservados a la investigación son bajos. Una inversión pobre en ciencia y tecnología conlleva ser menos competitivos en el futuro. No es una casualidad que los países con economías más fuertes sean también las que más gastan en investigación.
Esta perspectiva es desalentadora. Resucitar la ciencia en España es un proyecto a largo plazo, que requiere compromiso y voluntad. A veces parece que los Gobiernos no ven más allá de la presente legislatura. Sería importante llegar a un acuerdo entre todos los partidos para diseñar una estrategia que permitiera al país rentabilizar de una vez la inversión en capital humano. Es la mejor manera de no desaprovechar oportunidades. Esto no quiere decir que actualmente no haya iniciativas excelentes en marcha.
En la última década se han multiplicado los centros de investigación y se han creado programas de reincorporación de científicos, algunos con más fortuna que otros. Se ha conseguido que haya unos cuantos grupos punteros en el país que pueden competir sin problemas con los mejores del mundo, lo cual es extraordinario.
Pero un patrimonio científico basado tan sólo en cuatro grupos de excelencia va a ser necesariamente débil. Aparte de calidad, se necesita cantidad. Se necesita, por ejemplo, atraer a los mejores estudiantes de doctorado y postdoctorado, ofreciéndoles sueldos que no sean la mitad de lo que cobrarían en otros países. Se necesitan plazas que no estén bloqueadas por contratos universitarios vitalicios que poco tienen que ver con la calidad de la producción científica.
Se requiere construir redes de expertos en diferentes fases de su carrera para que puedan surgir colaboraciones productivas. Se necesita garantizar los recursos necesarios para proyectos que van a durar años, no propiciar recortes de presupuestos que amenazan la supervivencia de numerosas líneas de investigación. En resumen: hay que conseguir que dedicarse a la ciencia en España sea una perspectiva atractiva, no un camino plagado de sufrimientos e incertidumbre.
Los científicos que trabajamos en el extranjero no volvemos a casa porque las condiciones que nos ofrecen allí simplemente no son comparables. Estas mejores ofertas son las que favorecen también fugas de 'cerebros ilustres' como la que hemos visto hace unos días. A pesar de los notables esfuerzos de la Ministra de Ciencia e Innovación para encontrarle un lado positivo a la noticia, si compartimos el tiempo de un investigador estrella con un país que se preocupa más por la ciencia que el nuestro vamos a acabar perdiendo. Por muy buena voluntad que se tenga, cuando se comparan los números se entiende que el reparto de esfuerzos no va a ser equitativo. El rendimiento tampoco. Lo mismo ha pasado anteriormente con otros 'fichajes estrella' que, lógicamente, no se han visto suficiente motivados a dejar sus proyectos en el extranjero y traspasar toda su productividad al territorio español.
Quizás sería hora de que España se planteara qué quiere para su futuro. Si hay que aspirar a ser algo más que un destino turístico y la capital de las burbujas inmobiliarias hay que invertir en cultura y en ciencia. Si se quiere entrar en la elite científica, y obtener los beneficios económicos que esto representa, hay que tomárselo en serio y empezar inmediatamente a gastar dinero donde más se necesita. Sino la fuga de cerebros no va a acabar nunca.
En negrita he recalcado lo que más me ha convencido a mí.
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