¡Aquí estoy de nuevo!
Tengo el inmenso placer de escribiros en muy buena compañía esta vez. A falta de uno, me acompañan dos deportistas de leyenda. El mago del balón Edison Arantes do Nascimento, más conocido como Pelé; y el felino de la pelota pequeña, Eldrick "Tiger" Woods.
Esta mañana, tras el desayuno, ambos se han puesto a competir intentando demostrar sus habilidades en sus respectivas disciplinas. Como suele pasar en estas ocasiones, ninguno fue capaz de convencer al otro, por lo que decidieron demostrar que la disciplina del contrario es más sencilla. Por su dignidad, no os voy a explicar donde acabó el swing de Pelé, ni cuantos toques fue capaz de realizar Woods.
Cuando ya me cansé de aguantar tanta testosterona, decidí que era mi turno. Les reté a que, dejando caer cualquiera de sus respectivos esféricos desde una altura de un metro y medio, sin dar velocidad inicial, fueran capaces de hacerlos revotar hasta el techo. ¡Imposible! Me dijeron. Entre ambos, fueron capaces de hilvanar un razonamiento físico: "Incluso suponiendo que no se perdiera energía por el rozamiento con el aire; incluso suponiendo que no se perdiera energía en el vote, la pelota podría únicamente llegar a su altura iniciar".
No pude retener una ligera sonrisa, y les dije que si era posible, que lo intentaran. Cada uno lo intentó por su cuenta. No lo consiguieron, obviamente. Les sugerí que aunaran esfuerzos. Pedí a Edison que sostuviera su pelota de fútbol a la altura deseada. Mientras que Eldrick debía sostener la pelota de golf justo encima de la grande. A mi señal, debían soltar ambos al unísono. Tras rebotar juntas en el suelo, la pequeña pelota de golf salió disparada hacia el techo. "¡Ceil in one!" exclamó Woods.
Tras provocar unas cuantas abolladuras más en el techo me miraron extrañados. "¿Cómo puede ser?" preguntó uno, "¿No se conserva la energía?" inquirió el otro. Pues bien, amigos, estas son las preguntas que debéis responder esta vez.
¡Suerte!
Tengo el inmenso placer de escribiros en muy buena compañía esta vez. A falta de uno, me acompañan dos deportistas de leyenda. El mago del balón Edison Arantes do Nascimento, más conocido como Pelé; y el felino de la pelota pequeña, Eldrick "Tiger" Woods.
Esta mañana, tras el desayuno, ambos se han puesto a competir intentando demostrar sus habilidades en sus respectivas disciplinas. Como suele pasar en estas ocasiones, ninguno fue capaz de convencer al otro, por lo que decidieron demostrar que la disciplina del contrario es más sencilla. Por su dignidad, no os voy a explicar donde acabó el swing de Pelé, ni cuantos toques fue capaz de realizar Woods.
Cuando ya me cansé de aguantar tanta testosterona, decidí que era mi turno. Les reté a que, dejando caer cualquiera de sus respectivos esféricos desde una altura de un metro y medio, sin dar velocidad inicial, fueran capaces de hacerlos revotar hasta el techo. ¡Imposible! Me dijeron. Entre ambos, fueron capaces de hilvanar un razonamiento físico: "Incluso suponiendo que no se perdiera energía por el rozamiento con el aire; incluso suponiendo que no se perdiera energía en el vote, la pelota podría únicamente llegar a su altura iniciar".
No pude retener una ligera sonrisa, y les dije que si era posible, que lo intentaran. Cada uno lo intentó por su cuenta. No lo consiguieron, obviamente. Les sugerí que aunaran esfuerzos. Pedí a Edison que sostuviera su pelota de fútbol a la altura deseada. Mientras que Eldrick debía sostener la pelota de golf justo encima de la grande. A mi señal, debían soltar ambos al unísono. Tras rebotar juntas en el suelo, la pequeña pelota de golf salió disparada hacia el techo. "¡Ceil in one!" exclamó Woods.
Tras provocar unas cuantas abolladuras más en el techo me miraron extrañados. "¿Cómo puede ser?" preguntó uno, "¿No se conserva la energía?" inquirió el otro. Pues bien, amigos, estas son las preguntas que debéis responder esta vez.
¡Suerte!
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