¡Hola a todos!
Pasó ayer, pero aún tengo el susto en el cuerpo. Resulta que he pasado unos días en el Otro Lado visitando un muy viejo amigo. Ya de vuelta, estaba circulando por la carretera que lleva al purgatorio; una comarcal muy poco transitada, como mucho los ocasionales autobuses de almas perdonadas.
Todo pasó en décimas de segundo. Curva cerrada a mi izquierda. Un coche en sentido contrario, a gran velocidad. Derrapó, cruzando mi carril justo por delante. A penas dos centímetros del frontal de mi coche. Salí indemne. Aparté mi vehículo, encendí el alumbrado de emergencia y me dirigí a comprobar el destino de otro conductor. Aún me temblaban las alas del susto cuando pude ver que una barrera semirígida había absorbido gran parte de la energía del choque. Del amasijo de metal consiguió apearse un hombre. Tardé un poco, pero lo reconocí: ¡era Ayrton Senna!
El brasileño se disculpó. Era la primera vez que cogía un coche desde Imola. No estaba acostumbrado a que le vinieran coches en sentido contrario, en sus diez años en la formula uno nunca le había pasado. Las luces de mi esfingemóvil le asustaron, y frenó en plena curva. Craso error, el tren trasero de su Williams derrapó, llegando a adelantar a las ruedas anteriores y desviandose hacia el exterior de la curva.
"Lo siento, estuve lento de reflejos". Le pregunté si no recordaba que no se debe nunca frenar en una curva, y mucho menos de forma brusca; es una cuestión de Física. Desde luego, un trágico accidente con una rueda y trece años de inactividad pueden hacer olvidar los fundamentos físicos de ese tipo de derrapes a cualquiera. Así que espero que vosotros, amigos, podáis refrescarle la memoria a uno de los mejores pilotos de la historia.
Pasó ayer, pero aún tengo el susto en el cuerpo. Resulta que he pasado unos días en el Otro Lado visitando un muy viejo amigo. Ya de vuelta, estaba circulando por la carretera que lleva al purgatorio; una comarcal muy poco transitada, como mucho los ocasionales autobuses de almas perdonadas.
Todo pasó en décimas de segundo. Curva cerrada a mi izquierda. Un coche en sentido contrario, a gran velocidad. Derrapó, cruzando mi carril justo por delante. A penas dos centímetros del frontal de mi coche. Salí indemne. Aparté mi vehículo, encendí el alumbrado de emergencia y me dirigí a comprobar el destino de otro conductor. Aún me temblaban las alas del susto cuando pude ver que una barrera semirígida había absorbido gran parte de la energía del choque. Del amasijo de metal consiguió apearse un hombre. Tardé un poco, pero lo reconocí: ¡era Ayrton Senna!
El brasileño se disculpó. Era la primera vez que cogía un coche desde Imola. No estaba acostumbrado a que le vinieran coches en sentido contrario, en sus diez años en la formula uno nunca le había pasado. Las luces de mi esfingemóvil le asustaron, y frenó en plena curva. Craso error, el tren trasero de su Williams derrapó, llegando a adelantar a las ruedas anteriores y desviandose hacia el exterior de la curva.
"Lo siento, estuve lento de reflejos". Le pregunté si no recordaba que no se debe nunca frenar en una curva, y mucho menos de forma brusca; es una cuestión de Física. Desde luego, un trágico accidente con una rueda y trece años de inactividad pueden hacer olvidar los fundamentos físicos de ese tipo de derrapes a cualquiera. Así que espero que vosotros, amigos, podáis refrescarle la memoria a uno de los mejores pilotos de la historia.
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